EL PERDÓN -Virtud del corazón
- Mario Alesri
- 25 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 jun 2020

En la palabra encontramos tres tipos de virtudes, las del corazón, las de vinculación y las de edificación.
Las virtudes del corazón son aquellas virtudes que operan en el ser interior y repercuten en las expresiones externas.
Dentro de las virtudes del corazón se encuentra la del perdón, que viene a ocupar un lugar muy importante en la vida del creyente.

Perdón: Es la virtud que nos permite borrar las ofensas de otros en nuestros corazones.
¿Por qué perdonar?
Hay al menos tres grandes fuentes de motivación que nos conducen al perdón, pero sólo una de ellas contiene la tecnología y potencia de la vida espiritual.
1. El perdón me libera de las personas.
Cuando no perdonamos, quedamos presos de aquellos que nos dañan y ofenden, de manera tal que seguirán gobernando nuestras vidas por dentro y luego en las decisiones que tomamos.
La falta de perdón produce raíces de amargura y rencor que dañan el alma y también enferman al cuerpo. Cuando perdonamos sinceramente, esa presión de angustia constante se quita y nos permite enfocarnos en lo correcto.
El perdón nos redime tiempo, porque nos ayuda a invertirlo en asuntos más relevantes. El rencor nunca será un medio para alcanzar resultados favorables en ningún área de la vida.
2. Perdonar porque también hemos sido perdonados por Dios
Mateo 6.14.15 (click) Mateo 18.35 (click)
Cuando la ofensa viene a nuestras vidas se encuentra con estructuras de pensamiento y provocará reacciones. Es evidente que el viejo hombre opera en enemistad y sus reacciones producirán más enemistad. Jesús confrontó esas conductas del alma humana en muchas ocasiones.
Cuando nos vemos buenos según nuestra propia justicia y juzgamos a otros por sus acciones. Produce pensamientos y actitudes de este tipo: <<Sí, Dios me perdonó, pero lo que esa persona me hizo, yo nunca se lo hice a nadie, ni hice ningún mal a nadie de esa dimensión>>.
3. El perdón por causa de la VERDAD Y LA VIDA ESPIRITUAL.
El Evangelio de Jesucristo nos reconcilió con Dios. En la vida espiritual somos agentes de reconciliación. La enemistad ya no es parte de nuestras vidas y no tenemos comunión con la enemistad. Esa es nuestra VERDAD.
Nuestra ALMA puede perdonar, porque en el ESPÍRITU amamos a las personas. ¡EN EL ESPÍRITU! El tratar de amar a una persona en la carne (a una que te ofendió), es como tratar de hacer las cosas que Dios te asigno en tus propias fuerzas; es infructuoso. Amas a través del Espíritu, es como viene ese amor sobrenatural de Dios sobre tu ser y lo expresas de manera genuina y tangible. Y ese amor no se produce por las personas sino por la naturaleza de Dios en nosotros. Porque amamos, perdonamos / no perdonamos porque amamos, parece lo mismo, pero hay una sutil diferencia. Que te tocará analizar.
Nuestra realidad ES el amor; el vínculo perfecto.
¿Cómo afecta el perdón a la edificación de vínculos?

La falta de perdón es un "cáncer" que destruye ministerios, aplasta y hace añicos una visión. La falta de perdón te da una interpretación errónea de la realidad, te infecta y te va matando lentamente. Al caminar con amargura vas contaminando y haciendo tropezar a los demás. Por eso es que Dios es tan tajante en el asunto del perdón, tan lo es, que nos mandó el ejemplo máximo de perdón que fue su Hijo Jesús. Para que no haya pretextos como; <<me es imposible perdonar a tal o cual persona>> ¿No es fácil? No, no lo es, ¿quien dijo que lo sería? Pero es necesario para madurar, para crecer, para sanar, para subir a otro nivel en las infinitas capas del conocimiento de Dios. Y, cada día acercarnos más a ese hombre perfecto que un día seremos, donde lo que gobierne nuestras vidas no sea la amargura y el resentimiento, sino el amor y la misericordia de Dios que nos fue enseñada y transferida a través de Cristo Jesús.
Oración:
Padre, gracias por tu perdón y por todos los beneficios que recibo de ti día a día. Gracias por la grandeza del amor con el que amaste y por hacerme partícipe de tu naturaleza.
Fuente parcial Herramientas Discipulares
Apóstol Juan Ballistreri
Comentarios