GENEROSIDAD
- Mario Alesri
- 26 feb 2021
- 4 Min. de lectura

Cuando oímos la palabra generosidad, regularmente pensamos en dinero, en un sobre, en diezmo y ofrendas, porque hemos sido configurados por enseñanzas incorrectas de distorsionadores del evangelio verdadero, siendo violentados y manipulados por el abuso de algunos predicadores creyendo que la generosidad era el arte de poner dinero en un sobre. Por otro lado, cuando una congregación nace, hay una alta necesidad de recursos económicos, y como parte de la generosidad de Dios en las finanzas, muchos (lamentablemente) aprovecharon esto, produciendo un tipo de daño muy profundo en una generación. Y por eso las personas pudieran presentar cierta resistencia al escuchar las palabras generosidad, diezmo y ofrenda. Pero nos quedamos muy cortos al pensar que la generosidad se trata solo de esto.
Hoy Dios está alumbrando los ojos de nuestro entendimiento, para confesar nuestras limitaciones y errores, listos para salir del engaño y la mentira, para habitar en los momentos eternos de Dios y reconocer que si fuimos violentados, es tiempo de soltar una vez eso de nuestras vidas, pero también tenemos la responsabilidad como hijos de Dios de no quedarnos sin saber la verdad sobre este asunto eterno que es la generosidad.
La generosidad es una sustancia espiritual, es Dios mismo manifestado para nosotros en una palabra, porque Él mismo es la Palabra. Por eso la generosidad es parte de la sustancia de Dios, y la llamamos generosidad, porque es una dinámica de dar y recibir. Dios se dio a conocer y en su darse a conocer nos ama, en su darse a conocer nos da todas las cosas. La generosidad es el carácter de Dios hacia el hombre, Dios es generoso con el hombre, nos dio Su vida a través de Cristo y Él espera recibir nuestra gratitud. Él da al hombre pero también espera recibir.

Pero para seguir hablando de la generosidad como esa sustancia espiritual que es, vamos aclarar el mal entendido que se dio sobre el diezmo y ofrenda. El cristianismo evangélico tomó como referencia para el diezmo y ofrenda, el versículo bien conocido de Malaquías 3:8. Muchos pastores predican que el que no lleva el diezmo le está robando a Dios y caerá en maldición, y por otro lado si traes el diezmo Dios te lo multiplicará, y muchas personas comienzan a llevar el diezmo por temor de robarle a Dios y también porque aprendieron que si ellos dan, Dios da, es como hacer un pacto con Dios, yo pongo el diezmo y Dios me lo multiplica, me da trabajo, mi negocio prospera, y si no lo hacen temen perder sus trabajos, e incluso hay quienes piensan que se van a ir al infierno.
¡Tú no estás diezmando!
La primera vez que vemos el diezmo en la biblia lo vemos a través de Abraham, Abraham le da el diez por ciento de un botín al Rey y Sacerdote de Salem; Melquisedec, a modo de ofrenda. Melquisedec es un tipo de Cristo. Abraham pudo ver a Cristo en Melquisedec y esa revelación le provocó dar el diezmo de su corazón. Esto sucedió muchos años antes de que apareciera la ley del antiguo pacto; en donde aparece el diezmo. Sin embargo, este mandamiento de la ley del diezmo fue para el pueblo judío. La idea era de que la gente que tenía campos, tierra, llevará el diez por ciento de sus hortalizas y frutos al templo para que no falte alimento en la casa de Dios, porque este alimento sustentaba físicamente a los levitas, a las viudas y a los huérfanos del Templo. Pero este mandamiento era para aquellos que tenían tierras, no era un mandamiento para todos, porque había gente que no tenía tierras. Hoy en día el diezmo se trae a una iglesia evangélica a manos de un pastor, esto se hace bajo el lema: "le estás robando a Dios", no, esto no es así. Aunque esta revelación te pueda causar un shock momentáneo; no le estás robando a Dios por no llevar el diezmo.
Ahora bien, dentro de la Cultura de Reino operamos en un mejor y Nuevo Pacto. Así como Abraham le fue revelado quién era el Rey Melquisedec, se despertó su espíritu generoso, dando honor, reconocimiento y gratitud, y lo expresó dando el diez por ciento del botín.

¡Ey tu! No dar el diezmo no trae condenación, porque
no hay condenación para los que están en Cristo Romanos 8.1
Es cuestión de hermenéutica.
Como todos los reinos, también en el Reino de Dios hay un orden y un protocolo a seguir. La generosidad tiene un orden y si lo violentamos se convierte en una mentira.
Hay siete cosas que nos enseña la Palabra, entre otras, que son la generosidad y que tienen un orden:
1. La generosidad comienza dándolo a Dios en términos de confesión de nuestros pecados, y nosotros recibimos la gracia y el perdón 1 Juan 1:9.
2. Nosotros le damos a Dios gobierno de nuestra alma y Él nos da un nuevo corazón y una nueva vida en abundancia, que abarca todas las áreas de la vida, no sólo la material Ezequiel 36:26 y Juan 10:10.
3. Nosotros le entregamos a Dios nuestras habilidades y Él les da propósito y destino Jeremías 29:11.
4. Nosotros le damos nuestro estilo de vida y Él nos da contentamiento Mateo 16:25.
5. Si le damos nuestra influencia, Él nos da gozo y comunión Juan 15:11.
6. Si le damos finanzas, Dios no da provisión y sabiduría Mateo 6:33 (nota que las finanzas no son primero en este orden y protocolo).
7. Y por último, si le damos al Señor bienes, lo que Dios nos da es un legado y una recompensa generacional 1 Timoteo 6:17-19.

Cuando nosotros estamos cultivando estos siete principios en nuestras vidas, en este orden, las realidades espirituales empiezan a manifestarse en nosotros, porque la generosidad no sólo toca nuestro espíritu, sino nuestra parte emocional y física, produciéndose un aceleramiento en nuestro crecimiento y madurez espiritual. Y conforme a la medida y revelación de Cristo creciendo en nuestro interior serán nuestras ofrendas con alegría, y no se trata de un sobre en blanco, eso sucede en nuestro espíritu, en nuestro corazón.
“La generosidad es el arte espiritual a donde Dios y el hombre se encuentran en una dinámica eterna. El arte de dar y recibir”
Es por eso que es tan bueno y alegre los momentos cuando podemos dar, ofrendar, no porque necesitemos, damos porque si no, se corta el ciclo donde yo voy a necesitar que todas estas realidades espirituales comienzan a funcionar en mi vida.
Herramientas Discipulares
Ap. Juan Ballistreri
Manantial de Vida Cuernavaca
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