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Ley VS Gracia (Parte 1)

  • Foto del escritor: Mario Alesri
    Mario Alesri
  • 11 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 16 sept 2020


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Antes de entrar en la complejidad de este tema, debemos poner en puerta que Ley y Gracia son dos sistemas para vivir en este mundo y ambos están totalmente opuestos. En nuestro caminar como creyentes podemos caer en algo que en la escritura se conoce como, procrastinar; acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyendolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo a afrontarlas.


Es en este aletargamiento espiritual que se va dando a través de los años como creyente, lo que, sin darte cuenta, puede (no necesariamente) llevarte en una dirección equivocada; o estás viviendo en la Gracia o estás viviendo en el legalismo. No pueden ser ambos al mismo tiempo.


A través de las enseñanzas de Jesús y de su palabra, te podrás dar cuenta que el tipo de vida descrita a través de éstas, es una vida de gozo y victoria 2 Corintios 2:14 (clic). Es normal (hasta cierto punto) que cuando ves el nivel donde estas viviendo como hijo de Dios, te quedes deseando más. Pero es importante conocer donde te encuentras antes de que puedas descubrir cómo llegar a donde quieres ir.


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¡Cielos! Creo que me he perdido.


¿Qué es lo que te hace disfrutar la vida de la manera en que Dios lo planeó?

Erróneamente se nos ha enseñado que debemos mejorar nuestro comportamiento para mejorar nuestra vida cristiana, para ser mejores cristianos. ¿Lo has logrado? Quizá sí, por un corto periodo, porque es algo que hacemos con nuestro esfuerzo humano. Sin embargo, después de un tiempo, esa llama se va apagando, llevándote una vez más a ese lugar de inconsistencia y derrota. Y es que al final, terminas haciendo las cosas a tu manera, ignorando las formas de Dios.


La gracia se recibe, no se logra.


Disfrutar la vida como Dios la planeó tiene que ver con vivir bajo su Gracia, y eso no se logra mejorando nuestro comportamiento, ya que la Gracia se recibe, no se logra.


La Ley te exige que mejores con la finalidad de estar bien con Dios. Entonces, comienzas a enfocarte en mejorar tu comportamiento como un estilo de vida para experimentar la vida victoriosa que describe la palabra. Pero lo único que estás haciendo, es tratar de pagar el precio de algo que ya fue pagado. Eso es un error.


Lo que necesitamos no es un cambio en nuestro comportamiento. Lo que necesitamos es un cambio de actitud acerca de nuestra fuente de vida. Necesitamos experimentar de manera real el vivir de la vida expresada por Jesucristo. Y esto, solo se logra por la revelación que el Espíritu Santo da a nuestro espíritu de esta maravillosa Gracia.


 ¿Qué le interesará más a Dios, nuestro esfuerzo o nuestra confianza en él?

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Su plan para nosotros es que confiemos en Él. Sin esa confianza, todo lo que hagamos seguirá siendo en nuestras propias fuerzas, y eso, aunque nos dará resultados buenos, tarde o temprano nos cansa. Pidamos al Espíritu que nos revele esta verdad; caminar bajo la Ley es caminar en pos de la carne, ya que siempre tratarás de cumplirla con tu propio esfuerzo y tus propias habilidades; autosuficiencia. Demandará de ti perfección y cuando falles, no te perdonará. La carne se refiere a esas técnicas de las cuales dependo cuando trato de cumplir mis necesidades o conducirme fuera de la suficiencia en Cristo.


Dios nos ama por lo que somos, no por lo que hacemos.


Es importante entender, que caminar en la carne no necesariamente tiene que ser evidente a los ojos de los demás, de hecho, puede resultar atractivo a la vista de otros. Puedes estar haciendo cosas buenas para Dios, pero quizá no las estés haciendo con la guía del Espíritu. Los patrones carnales pueden verse como algo digno de imitar, pero no dejan de ser carne religiosa Filipenses 3:3-6.


De esta manera, resulta fácil hacer lo que pensamos que Dios quiere, y al mismo tiempo, estar fallando en el blanco. Hemos olvidado que Dios nos ama por lo que somos, no por lo que hacemos Hechos 17:24-28.


Nuestro papel es simplemente confiar en Él. La salvación es por fe, y la transformación viene por la revelación de su Gracia. La fe no es algo que nosotros logremos, sino un don que recibimos por parte de Dios Efesios 2:8. Gálatas 2:20.


Debemos entender lo que en Cristo ya somos y lo que en Él se nos ha concedido, de lo contrario seguiremos siendo gobernados por la carne, tratando de hacer cosas para mejorar nuestro comportamiento, en lugar de descansar y confiar en su Gracia.


Pidamos al Espíritu que nos de sabiduría y revelación en el conocimiento de él, que los ojos de nuestro entendimiento sean alumbrados Efesios 1:17.


Fuente parcial: Experimentando el Caminar Bajo su Gracia

Mario Alesri

 
 
 

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